Nuestro segundo día en la capital portuguesa comienza dando un paseo hasta la Rua Rodrigues de Faria, en el barrio de Alcântara, donde se encuentra el Lx Factory (Página web de Lx Factory ). Se trata de los restos de una antigua fábrica a orillas del río Tajo convertida hoy en día en una calle moderna y con mucho encanto, llena de tiendas y restaurantes.
Nos ponemos a recorrer la calle y los diferentes puestos que allí se encuentran.
Desde Rutz, donde podemos encontrar todo tipo de calzado hecho de corcho -Portugal produce más de la mitad del que se exporta a nivel mundial-, hasta la famosa marca vasca Skunkfunk.
Moda, música, diseño… todos tienen su espacio en Lx Factory. Pero sobre todo, los amantes de la lectura pueden encontrar aquí un rincón en el que explotar al máximo su entusiasmo por los libros. Se trata de Ler Devagar, una enorme librería considerada de las 10 más bellas del mundo y formada a partir de una antigua imprenta, dónde los lectores podrán sentarse a leer sus libros mientras se toman un café y en la que además se celebran eventos, exposiciones, e incluso conciertos.
Aunque había unos cuantos restaurantes, nuestra elección fue la Cantina Lx. Es un lugar pintoresco, siguiendo la línea del Lx factory, con muebles desgastados y horno de leña que lo hacen muy atractivo para el que pasa por delante.
Antes de seguir, no quiero olvidarme de apuntar que los domingos se organiza el Lx Market, un mercado al aire libre desde las 12 del mediodía hasta las 8 de la tarde, que no tuvimos la suerte de ver, pues en Agosto hay algunos domingos que no está abierto. Para el que esté interesado, todo esto viene especificado en la página web http://www.lxfactory.com/PT/residentes/ junto al resto de información sobre los diferentes locales que componen uno de los rincones más creativos de Lisboa.
Una vez comidos, tomamos rumbo hacia uno de los barrios más famosos de la ciudad: Belem. En éste se puede ir dando un paseo a la vera del Tajo mientras vamos viendo los puntos más turísticos:
El Monumento a los Descubrimientos, el cual tiene la forma de una carabela y en cuya proa se encuentra la estatua de Enrique el Navegante. En los laterales, están representados otros personajes portugueses que también tuvieron un papel importante en la era de los Descubrimientos.
También la Torre de Belem y el Monasterio de los Jerónimos, que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983.
Museu Berardo tiene una de las colecciones de arte moderno más importante de Europa y se puede recorrer sus salas de forma gratuita. La obra que mas me llamo la atención fue la que se encontraba estampada-ilustrada en la fachada de la casa de enfrente, también pertenecía a la colección.
Por último, no se pueden dejar de probar los famosos Pasteis de Belem.
Son una exquisitez. La crema de nata y el delicioso hojaldre recién hecho justifican las colas que se forman a la entrada de la “Casa Pasteis de Belem”. Hay que advertir que muchas cafeterías y pastelerías también venden pastelitos parecidos pero la verdadera, que es la que lleva casi dos siglos dándole forma a probablemente una de las recetas secretas más deseadas de la repostería, está en Rua Belém 84-92.